Recuerdos de una vida olvidable…
Imágenes de la corrupción I
Fecha: 10/08/2022 Por: Manuel Rivera S
Uno de los inevitables cambios que acompañan a la edad es la creciente dificultad para ocultarse de uno mismo.Hasta hace poco creà que únicamente fue el poder del ejemplo y de la palabra de mis padres lo que me enseñó a norobar, sin embargo, hoy debo decirme que nunca lo hice porque jamás vi llorar por hambre a mis hijos.Hoy los recuerdos que este amanecer me atosigan conducen a estas elementales reflexiones y a imágenes en torno a lacorrupción, situación que trato de esconderle a mi conciencia, naturalmente sin éxito a los 64 años de edad. “¿No será quetraes la cartera vacÃa y pretendes sublimar tu precariedad?â€, me espeto a bocajarro.Recurriré entonces a la ironÃa de los recordatorios de pago que piden hacer caso omiso al aviso recibido si ya fueliquidado el adeudo, por lo que impávido continuaré este desfile de letras en busca de orden.Habrá sólo que advertir que las ideas que posiblemente aquà surjan, de ninguna manera pretenden pontificar sobre lacorrupción. Meras evocaciones sujetas al criterio del lector serán, conste.Arriban entonces a lo que me queda de mente imágenes tan variadas como las del alcalde que justificaba el “diezmo†ola comisión “voluntaria†dada a una administración pública por un proveedor, argumentando que eran recursos necesariospara su próxima campaña a la gubernatura, la que nunca llegó, como tampoco la devolución de esas aportaciones.O las del gobernador que bajó los sueldos de los integrantes de su gabinete y luego los regañó diciéndoles que debÃabastarles con la satisfacción de ser parte de su equipo, pese a que todos sabÃan cómo lucraba el jefe a través de un integrantede su familia.Empero, me llama sobresalientemente la atención el hecho que conocà en un municipio donde observé una de lasformas más comunes para que permee y extienda la corrupción.Ahà operaba una guarderÃa sostenida por el ayuntamiento y orientada hacia la inclusión. Dirigido por una dama sinapuros económicos y con manifiesta vocación de servicio, el lugar era una opción funcional para madres y padres quetrabajaban o acudÃan al palacio municipal para realizar algún trámite.Un dÃa amanecieron las instalaciones con una falla eléctrica que las dejó en parcial obscuridad, situación que prontoatendió la directora hablando al área de servicios generales para pedir la reparación del desperfecto, demanda que no tardómucho en ser atendida.Servicial, el encargado de la cuadrilla le informó que deberÃa renovar una parte del cableado eléctrico y cambiar algunaslámparas, material que la responsable de la estancia deberÃa solicitar por medio de una requisición dirigida a la oficialÃamayor.La funcionaria entendió que se trataba de un trámite burocrático lento, por lo que dijo al empleado municipal que laesperara, pues ella misma irÃa a conseguir el material, que confiaba no serÃa muy caro.—Licenciada, ¿lo va a comprar con su dinero?—SÃ, no tardo.—No vaya, mejor espéreme.—¿Por qué?—Iré a sacarlo de la bodega… hoy mismo le arreglamos su “kÃnderâ€.—¿Cómo, sin requisición?—Mire, si arreglamos la casa del presidente municipal sacando material del almacén, sin ningún registro, ¿cómo no lovamos a hacer ahora para ayudar a usted y sus niños?Asunto arreglado. Al dÃa siguiente la estancia infantil tenÃa una instalación eléctrica más segura y mejor iluminada.No es la primera vez que cito este relato, pero sigo considerándolo ilustrativo de la importancia del ejemplo dado por ellÃder y los efectos en cascada de la deshonestidad.En este caso la conducta del jefe marcarÃa el rumbo de la mostrada por los subordinados, quienes podÃan dar al robo elcarácter de polÃtica pública y hasta justificarlo con base en su efecto social, cual émulos de Robin Hood.Otras experiencias que hacen fila en mi memoria muestran a la corrupción inscrita en niveles de poder distintos, comouna costumbre ajena a la culpa y parte de una expresión gremial de solidaridad.¿Me permite, lector, presentarle algunos casos que ejemplifican esa acción inmoral? De antemano, muchas gracias.P. D. Quizá de vez en cuando los recuerdos merecen la oportunidad de visitar el presente para ser echados a la basura osumados a otros.riverayasociados@hotmail.com
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