Recuerdos de una vida olvidable…
Palabras dedicadas a quienes son ejemplo de lealtad
Fecha: 30/07/2022 Por: Manuel Rivera S
Mientras unos necesitamos de la palabra para comunicarnos, a otros como tú les basta una mirada para entablar la másclara y profunda conversación.Justo esta mañana en la que nos adelantamos al sol platicamos ampliamente en silencio.¿El tema? El natural en esta interacción: la lealtad.No te preocupes, es imposible sostener contigo una plática moralina. En serio, cómo me gustarÃa parecerme aunquefuera un poco a ti, siempre de una pieza, haciendo lo que debe hacer, amando sin condiciones, fiel a su naturaleza e incapaz detraicionar a quien contribuye a su subsistencia.La paz de este amanecer en el que cada uno cuida del otro, me invita a contrastar mis recuerdos con tu conducta.Evoco entonces la ocasión en la que, después de fungir como secretario técnico del gobernador de un estado del centronorte del paÃs, acudà a las oficinas del mandatario para tratar asuntos administrativos.En ese lugar, donde alguna vez pude elaborar una lista con más de 100 nombres de amigos, me esperaba elreconocimiento más grande que pudiera imaginar. ¿Una placa entregada por el jefe del Ejecutivo? ¿Un jugoso cheque por losaños de servicio? ¿Una despedida sorpresa con la presencia de los más altos integrantes de la “corteâ€? Todo esto serÃa pococomparado con lo que obtendrÃa.Cuando me reporté en la planta baja del edificio de la gubernatura con la recepcionista, para que se me autorizaraascender al Olimpo, me distinguió al decirme: “pase, esta es su casaâ€; luego el jefe de vigilancia me dio la bienvenida y permitióentrar sin necesidad de hacer consulta alguna; finalmente, al llegar al filtro de seguridad en las oficinas del mandatario, recibÃde sus escoltas, en lugar de preguntas, francos apretones de manos y amable atención.Al salir observé que me sobrarÃan los dedos de la mano para conformar mi nueva lista de amigos, que entendà tendrÃaque ser corta para dejar espacio a la grandeza de cada uno de ellos. La percepción de poder es finita, la lealtad, no.Pronto me haces agradecer la valiosa oportunidad que da la pérdida de una posición para descubrir a quienes sonamigos de una persona, no de un puesto.“En la polÃtica no hay amistades, hay interesesâ€, escuché repetidamente en mi devenir laboral, lo que otra vez lleva aseñalar el recurrente error de confundir la esencia de un concepto con la práctica degradante de este.Una cosa muy distinta es el arte de solucionar pacÃficamente conflictos, conciliar intereses, definir rumbos y ser leal alas ideas, y otra traficar influencias, aprovechar posiciones para enriquecerse y representar grupos, no sociedades.Cómo no acordarme también, a propósito de la infidelidad con los principios de la polÃtica, de mis tiempos de reportero,cuando al comenzar los 80 cubrÃa las elecciones y atestiguaba el robo de urnas, tras lo cual debÃa ser fuerte para mantenermeubicado en la realidad, pues las autoridades que complacientes permitÃan la huida de los ladrones de la voluntad ciudadana,negaban lo que mis ojos veÃan.Esa ceguera cómplice del régimen autoritario priista dejaba de existir cuando se trataba de hostigar a mujeres yhombres que simpatizaban con partidos como el PAN, ciudadanos que ofrendaban en ocasiones hasta su libertad e integridadfÃsica para defender el voto, el mismo que hoy da oportunidades de negocio a militantes de ese mismo instituto polÃtico, queusufructúan sus colores y asocian con sus represores de antaño para beneficiarse juntos.Créeme que no pretendo exaltar tu naturaleza, tan superior que ni pide ni necesita halagos, pero sà verme en ti comoaquél que quisiera ser para alcanzar la absolución de mis complicidades con el sistema que cuestiono.Empieza a salir el sol. Te recuerdo entonces que este recorrido debe finalizar, ya que es necesario ir a recolectar aguapara los dos, pues como no lo dice un anuncio de la franquicia polÃtica naranja, desleal con el respeto e inteligencia delciudadano, la crisis del abasto es tan grave que sólo le queda a ellos “bombardear†las nubes que no vemos y a nosotros evitarel desperdicio del lÃquido que no tenemos.Gracias por tu compañÃa, Káiser, que tras el reciente dÃa dedicado al perro haces presente la necesidad de que máspersonas nos parezcamos a ti.riverayasociados@hotmail.com
Compartir