Recuerdos de una vida olvidable…
¿Cerrar los ojos acalla la conciencia?
Fecha: 18/06/2022 Por: Manuel Rivera S
Muy temprano me encara este dÃa la vida. El sol está todavÃa lejos de volver a cumplir su amenaza en una tierra sin agua.En la comodidad de un auto de tres cilindros con aire acondicionado viajo con mi perro, al que acaricio mientras en laincipiente lentitud del tránsito mi mirada es atraÃda por un semejante, de unos dos o tres años, quien junto a quien podrÃa ser sumadre aguarda en brazos de ella el incierto arribo del transporte público. En lugar de cabello, como si fueran caprichosos tatuajes,múltiples testimonios de un terrible accidente o de diversas intervenciones quirúrgicas coronan su inexpresivo rostro.Minutos después camino junto a mi can en las calles de un fraccionamiento en desarrollo que depreda la falda de lamontaña. Súbitamente, dejamos de avanzar para evitar que un coyote detenido en medio de una avenida huya hacia otra con mayorflujo de vehÃculos.Esa imagen parece inexplicable hasta que segundos después sale desde una manzana aún no urbanizada un famélicoindividuo de la misma especie. Juntos reanudan su paso y pierden en una mancha de vegetación sobreviviente.Casi al terminar la caminata sale a mi paso una cachorra abandonada de raza pit bull, pretendiendo defender los escombrosque le sirven de refugio. Poco podrÃa hacer invadida de parásitos y con la piel untada a sus huesos.Tres casos distintos, una misma respuesta: acallar la conciencia convenciéndola de que nada es posible hacer por aquello quela lastima.¿A qué viene lo anterior? Obedece a recordar que, hasta la fecha, no existen evidencias que demuestren que los polÃticos sonextraterrestres.Intentaré explicarme por medio de la siguiente experiencia:Tras un sexenio considerado por algunos crÃticos como distante de los ciudadanos, una de las primeras ideas surgidas en lanueva administración de ese estado norteño fue organizar audiencias públicas semanales, “creativa†propuesta del equipo entrantede asesores que daba continuidad a una de tantas promesas de campaña.Las audiencias tuvieron regularidad sólo durante dos o tres meses, puesto que pronto se reconoció el extenso tiempo quedemandaban al gobernante, quien se vio obligado a decidir, primero, realizarlas cada 15 dÃas y, luego, optar por celebrarlasmensualmente. En ese periodo empezaron también a flaquear algunos funcionarios, quienes afirmando tener compromisosineludibles exigidos por el propio gobernador, designaban representantes para que asistieran a ellas.Era cierto que estos actos se habÃan convertido en maratones que a cualquiera podÃan cansar, sin embargo, el gran tema aresolver no era el tiempo que exigÃan al mandatario, sino dar respuesta a las peticiones que se le hacÃan a este, las que, además, serealizaban bajo la aún vigente visión de que él era la única persona con poder para concederlas.Sumaban miles las demandas ignoradas o no resueltas en un primitivo sistema burocrático que carecÃa de medios y voluntadpara al menos decirle a los solicitantes: “Te quiero, pero habrá que esperarâ€.Empero, lo anterior no fue la causa de la extinción de las audiencias. Terminaron debido a una crisis existencial delmandatario, igual a la que podÃa sufrir cualquiera de sus adversarios o simpatizantes. Por momentos no se asumÃa como tal, pero erahumano.Algunos de sus cercanos tratamos de darle ánimo para convencerlo de buscar un nuevo modelo que involucrara más a suscolaboradores y a él exigiera menos horas, asà como evitara falsas expectativas en los ciudadanos y mantuviera abierto un canal dedesahogo para ellos.“¿Qué voy a hacer, si casi toda la gente me pide trabajo o recursos? Me es imposible darles lo que necesitanâ€, decÃa confranca pesadumbre a sus más allegados. No mentÃa y, además, reconocÃa tácitamente que la oferta de campaña fue sólo quimera.Claro, a final de cuentas optó humanamente por silenciar su conciencia convenciéndola de que hay cosas por las que nada se puedehacer.Quizá también sea una quimera esta propuesta, pero: ¿por qué antes de suponer la existencia de polÃticos extraterrestres nohacemos lo humanamente posible para que la voz de la conciencia de cada uno de nosotros se convierta en acción, no en doloracallado?riverayasociados@hotmail.com
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